A finales de 2021, Fernando recibió un nuevo corazón a través del Programa de Trasplante Cardiaco en CHRISTUS MUGUERZA Hospital Alta Especialidad. Hoy su vida ha cambiado gracias a la donación de órganos.
Fernando llevaba una vida tranquila junto a su esposa María del Carmen y sus tres hijos. Hace ocho años, salió de su casa una mañana para ir a trabajar y supervisar la obra de la que era responsable en ese entonces, al frente de un negocio de impermeabilización de azoteas. A la hora de desayunar fue cuando el malestar comenzó.
Al principio supuso que era gastritis, pero después de días de tratamiento y sin ver cambio en su estado de salud, visitó al médico que lo puso en alerta y le dio un diagnóstico.
El corazón de Fernando había crecido de tamaño de una manera desmesurada por lo que el órgano no era capaz de bombear sangre suficiente para mantenerlo a salvo. La solución fue colocarle un marcapasos, pero con la advertencia de que, en un futuro, un trasplante de corazón podría ser necesario para mejorar su calidad de vida.
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Durante siete años y medio, el marcapasos fue suficiente para que Fernando tuviera una vida normal hasta que, a finales del 2021, presentó pérdida de fuerza y le era imposible articular palabras. Después de una revisión, se dieron cuenta que el corazón de Fernando había crecido tanto que medía tres veces más de lo normal.
La única opción era un trasplante de corazón. Fernando llegó a CHRISTUS MUGUERZA Hospital Alta Especialidad con un diagnóstico de estado terminal por insuficiencia cardiaca. Fue puesto en la lista de espera para recibir un trasplante de corazón que le regalara la oportunidad de seguir viviendo.
«Para mí es ganar-ganar. Si la libro, gano. Y si no la libro, pues voy a ir con Dios y dicen que estamos mejor con él» reflexionaba Fernando.
El momento tan esperado llegó el 27 de octubre del 2022 cuando un corazón fue donado y era tiempo de una segunda oportunidad de vida para Fernando. Especialistas médicos del Programa de Trasplante Cardiaco de CHRISTUS MUGUERZA realizaron con éxito la cirugía y Fernando se recuperó satisfactoriamente.
Hoy en día, Fernando está muy contento por este gran regalo; ya sale de su casa, empieza a trabajar y cada día se siente mejor. Agradece a la familia del donador que, con tanto amor y en medio de una pérdida, fueron capaces de brindarle este milagro de vida.
«Donar es dar amor», dice Fernando. «Estás dando vida a una persona que ni conoces, desinteresadamente».
Actualmente en México, existen 33 personas que se encuentran en espera de un corazón que les permita continuar con su vida. Donar es un acto de amor. Sin donante no hay trasplante.